24.4.08

Sátira a la romana

Eduardo Mendoza sorprende a sus lectores con una obra divertida y fresca que hace escarnio de la novela de ficción histórica, tan prolífica en los últimos tiempos

Como si de Hércules Poirot o Jessica Fletcher se tratara, el protagonista de la última novela de Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943), Pomponio Flato, intentará resolver un misterioso crimen con el que se topará en medio de su “asombroso viaje”. A diferencia de los dos míticos detectives enmarcados en el siglo XX, uno en el Londres de principios de siglo y la otra en Estados Unidos en los años 80, nuestro hombre relata su historia en el siglo I de nuestra era y es ciudadano romano. Sin embargo, como el título indica, se encuentra de viaje, y su (mala) fortuna le llevará hasta Nazaret.

Pomponio nos cuenta sus peripecias en forma epistolar con misivas dirigidas a un tal Fabio. Y, gracias a las descripciones que realiza el autor a través de su personaje, resulta fácil para el lector imaginarse en túnica y sandalias al lado del romano mientras avanza en la investigación del crimen. Pero, no hay que dejarse engañar. No estamos ante una novela histórica, sino que Mendoza utiliza este formato con un espíritu claramente irónico. Incluso en la invención de nombres es capaz de ser hilarante y ridiculizar la “pomposidad” del relato de ficción histórico, tan prolífico en los últimos tiempos.

A la tendencia actual de revivir Roma y otras culturas antiguas, Mendoza colabora con su granito de arena. Pero no es una aportación al uso, ya que introduce elementos cómicos, e incluso ridículos, que chocan con la presencia de personajes religiosos. Aun presentándose como un divertimento, habrá quien no sonría cuando se adentre en la trama del libro y se encuentre con tres protagonistas que constituyen el pilar de la religión católica, y con los que el autor construye un texto apócrifo de los evangelios.

En el desarrollo de la novela, el autor pone de relevancia la corruptela imperante en las sociedades romana y judía, y, salvando las distancias, establece un paralelismo muy crítico y vergonzante con la nuestra. Así, la lucha por el poder, la prevaricación, los privilegios en la información, la especulación inmobiliaria y los sobornos, son descritos por Mendoza en una sátira literaria original y divertida, aunque nada inocente.

Parece, por tanto, que el autor barcelonés de ‘Sin noticias de Gurb’ (1991) vuelve al terreno de la comedia con esta última entrega, pero de forma más mordaz que nunca. Además, Mendoza recupera la brillantez descriptiva y policíaca de su primera novela, ‘La verdad sobre el caso Savolta’ (1975), y le añade la vis cómica y la frescura que tan buenos resultados le proporcionaron en 2001 con ‘La aventura del tocador de señoras’.

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